En algunos medios se ha promocionado un nuevo producto comercial, conocido como Reticare. Es un filtro para dispositivos electrónicos, una barrera que es capaz de impedir que la radiación más dañina de los LED nos produzcan lesiones en el ojo.
La idea no es mala, en principio. Como todos sabemos, la utilización de móviles y tablets se ha disparado en los últimos tiempos, y por lo que vemos parece ser una manera razonable de proteger la vista. Estos supuestos beneficios de Reticare están sacados de una investigación de la Universidad Complutense de Madrid. Entonces, ¿cuál es el problema?
Tabla de contenido
Es todo mentira
Los ojos trabajan con luz, y la necesitan para poder ejercer su función. No es que estén expuestos a la radiación lumínica, es que serían incapaces de funcionar sin ella. La evolución ha adaptado y modificado nuestro ojo para que no se estropee con tanta facilidad. No se ha demostrado que una exposición normal a la luz solar sea perjudicial, igual que no se ha demostrado que ninguna protección o barrera prevenga enfermedades oculares. Tampoco se ha podido demostrar que la luz visible más energética, la azul, deteriore nuestra retina, y la luz solar es bastante más poderosa que la luz artificial de nuestras pantallitas. Si la luz solar no ocasiona problemas, ¿por qué los iba a ocasionar una pantalla artificial, infinitamente menos potente).
Hay información de sobra para desmentir la información ofrecida por Reticare. En el blog La mentira está ahí fuera podemos encontrar dos artículos bastante interesantes sobre este producto, uno en el que se contraponen las afirmaciones de los vendedores con la evidencia científica y otro con un análisis del estudio en el que se basa su comercialización. Este estudio, como es de suponer, ofrece dudas metodológicas y éticas, y es completamente inválido a la hora de hacer afirmaciones clínicas y prácticas.
Ojo con los timos
Los filtros como el mencionado Reticare no son nada nuevo. Siempre hay algún listo que intenta comercializar algún producto para salvarnos de las horribles, horribles ondas electromagnéticas. Desde los filtros más rudimentarios de pantalla que colocábamos en nuestras pantallas de tubo a los cactus que absorbían toda radiación dañina, siempre hay alguien intentando hacer caja a base de meter miedo al consumidor.
Por suerte, hoy en día lo tenemos fácil para informarnos.