Las cataratas son una afección que se produce en el cristalino, la lente natural del interior del ojo que permite enfocar los objetos próximos y lejanos. El cristalino se vuelve opaco y pierde su transparencia debido al envejecimiento, y cuando esto ocurre las imágenes se ven nubladas, causándonos pérdida de agudeza visual.
La operación de cataratas consiste en la extracción del cristalino por medio de ultrasonidos y su reemplazo por un implante intraocular artificial gracias a un proceso rápido, indoloro, altamente efectivo y de riesgos casi nulos. Permite recuperar la visión de forma rápida y a menudo mejor que la que teníamos con anteroiridad.
Las lentes intraoculares artificiales están en constante evolución en diseño y materiales, y en la actualidad existen tres tipos.
- Lentes intraoculares monofocales: corrigen la visión a distancia, pero obligan al paciente a usar gafas para ver de cerca.
- Lentes intraoculares multifocales: reducen la dependencia de las gafas, ofreciendo visión clara de lejos y de cerca.
- Lentes intraoculares trifocales: las más recientes, capaces de ofrecer visión a varias distancias: cerca, media y lejos.
La elección del tipo de lente intraocular a implantar se debe consensuar entre oftalmólogo y paciente, siempre dependiendo de las expectativas de este último y de su condición física.
La cirugía de cataratas asistida con láser de femtosegundo es una realidad segura, rápida e indolora. El láser se aplica en tres fases de la intervención:
- La creación de las vías de acceso para el instrumental a través de la córnea .
- La apertura circular de la cápsula del cristalino.
- La división del contenido de la catarata para facilitar el uso de los ultrasonidos.
Aunque no se elimine la utilización de los ultrasonidos para la extracción de la catarata, sí que se disminuye su uso, facilitando así una recuperación visual más rápida y cómoda para el paciente. La seguridad y precisión de estas maniobras asistidas por láser es mayor que las manos de cualquier cirujano.